Por eso, apoyo a la Teletón definitivamente. ¿Significa esto que debo dar “cien luquitas” como lo hizo el ministro Lagos Weber el año pasado?
No necesariamente, a pesar de que apoyo a la Teletón lo que me debe preocupar más que nada, si me rijo por criterios racionales, es cuál es el mayor bien que puedo generar con mi dinero destinado a caridad. Dado que tengo recursos limitados – dependo de un sueldo mensual – mi capacidad de realizar aportes a caridad tiene un límite. Considerando eso, debo ver cuál de las organizaciones caritativas, o de las acciones de caridad individual que pueda realizar, tendrá un mayor efecto por mi dinero donado, Tim Harford hace un análisis de este hecho en éste artículo del Financial Times.
Determinar cuál es la mayor rentabilidad social de un aporte no es fácil, y ante la incertidumbre incluso el agente más racional terminará por dispersar su aporte a beneficencia. Sin embargo, hay un criterio muy simple que puede ayudar a guiarnos, la rentabilidad marginal de los proyectos. Sabemos que ésta será marginalmente decreciente conforme aumentan los aportes; en el caso de la Teletón, si ésta tiene aportes por 14 mil millones de pesos (como sucedió en 2006) sé que si aporto 100 luquitas (à la Lagos Weber), el total recaudado será de 14.000.100.000 pesos. No hay que ser adivino para saber que este aporte marginal no representará un cambio en las políticas asistenciales de la fundación, por lo tanto, mi aporte no contribuirá en mucho a la salud de los discapacitados.
¿Más pruebas?
Según el balance de la Teletón 2006 disponible en internet ésta debió de tener excedentes por cerca de 5.900 millones de pesos el año 2006 (ver el gráfico más abajo).
No digo con esto que no haya que dar, sino todo lo contrario, nuestro compromiso con las obras de beneficencia debe ser serio, pero eso implica a veces dejar el sentimiento de “sentirse bien / sentirse bueno” al dar y evaluar cuáles son las alternativas que ayudarán más al prójimo dado el dinero que daremos.