¡Arreglemos Chile!
"Porque las prisas pasan, y las cagadas quedan" (Felipe Lamarca)
martes, 26 de octubre de 2010
La Vida Barata (o el por qué la mina san José seguía operando)
jueves, 29 de noviembre de 2007
¿Hay que dar a la Teletón?
Por eso, apoyo a la Teletón definitivamente. ¿Significa esto que debo dar “cien luquitas” como lo hizo el ministro Lagos Weber el año pasado?
No necesariamente, a pesar de que apoyo a la Teletón lo que me debe preocupar más que nada, si me rijo por criterios racionales, es cuál es el mayor bien que puedo generar con mi dinero destinado a caridad. Dado que tengo recursos limitados – dependo de un sueldo mensual – mi capacidad de realizar aportes a caridad tiene un límite. Considerando eso, debo ver cuál de las organizaciones caritativas, o de las acciones de caridad individual que pueda realizar, tendrá un mayor efecto por mi dinero donado, Tim Harford hace un análisis de este hecho en éste artículo del Financial Times.
Determinar cuál es la mayor rentabilidad social de un aporte no es fácil, y ante la incertidumbre incluso el agente más racional terminará por dispersar su aporte a beneficencia. Sin embargo, hay un criterio muy simple que puede ayudar a guiarnos, la rentabilidad marginal de los proyectos. Sabemos que ésta será marginalmente decreciente conforme aumentan los aportes; en el caso de la Teletón, si ésta tiene aportes por 14 mil millones de pesos (como sucedió en 2006) sé que si aporto 100 luquitas (à la Lagos Weber), el total recaudado será de 14.000.100.000 pesos. No hay que ser adivino para saber que este aporte marginal no representará un cambio en las políticas asistenciales de la fundación, por lo tanto, mi aporte no contribuirá en mucho a la salud de los discapacitados.
¿Más pruebas?
Según el balance de la Teletón 2006 disponible en internet ésta debió de tener excedentes por cerca de 5.900 millones de pesos el año 2006 (ver el gráfico más abajo).
No digo con esto que no haya que dar, sino todo lo contrario, nuestro compromiso con las obras de beneficencia debe ser serio, pero eso implica a veces dejar el sentimiento de “sentirse bien / sentirse bueno” al dar y evaluar cuáles son las alternativas que ayudarán más al prójimo dado el dinero que daremos.
viernes, 2 de noviembre de 2007
Luditas del Mundo, uníos...
Así podríamos comenzar, parecido a como hacían los libros de la Editorial Progreso en tiempos menos (o más para algunos) felices.
Lo cierto es que el cliché de moda entre la intelectualidad bienpensante es la globalización: o cómo la mayor integración económica entre los países ha aumentado la desigualdad de ingresos. Yo, siendo más creyente en el libre mercado, me tomaba esos comentarios con ligereza y un poco de humor, no podía ser que la desigualdad de ingresos aumentase con el crecimiento económico, sin embargo, el último Informe de Perspectivas de la Economía Mundial, publicado por el Fondo Monetario Internacional y convenientemente titulado “Globalización y Desigualdad” les da un poco de carburante a los acérrimos enemigos del modelo de libre mercado internacional.
¿Por qué esto? Porque el informe se apoya en estadísticas metodológicamente consistentes del Banco Mundial para mostrar que en general la desigualdad de los ingresos ha ido aumentando en los últimos 20 años en todo el mundo (ver gráfico abajo).
De este modo, el opositor vocal y enconado del libre comercio puede argumentar que esta desigualdad es fruto de la mayor apertura que han tenido los mercados globalmente. Sin embargo, esto sólo revelaría que es un mal lector, ya que en el mismo informe se muestran cuáles son los orígenes de este aumento de desigualdad en el mundo.
En este gráfico se nos muestra que si bien la globalización ha incidido en la variación de la distribución de los ingresos, el grueso de la inequidad se origina en el progreso tecnológico (por eso el título de este post). ¿Por qué sucede esto? Debido a que el surgimiento de nuevas tecnologías otorga un premio sustancialmente superior a aquellos que las dominan. Harald Beyer (Estudios Públicos 97, 2005) nos muestra en este gráfico cómo ha ido evolucionando el premio o rentabilidad de la educación en Chile con el tiempo:
Es decir, el progreso tecnológico (y no el libre mercado o la inversión extranjera) serían los principales culpables de que el retorno de la educación terciaria se disparara, contribuyendo con ello a la ampliación de la brecha entre ricos y pobres en nuestro país y el mundo.
Si aplicamos los resultados del informe del FMI a la realidad chilena se aclara en parte lo que planteó el mismo Harald Beyer junto a Patricio Rojas y Rodrigo Vergara en el año 2000 (Estudios Públicos 77, 2000), en este informe se planteaba ya que el nexo entre la apertura comercial y el aumento de la desigualdad era muy tenue y daba esperanzas de que el aumento de la población universitaria aumentaría los ingresos de un grupo importante (y como corolario, que la desigualdad se incrementaría producto de esta alza).
Por lo tanto, echémosle menos la culpa a los tratados de libre comercio y más a los celulares, internet y toda la marea de tecnologías que usamos a diario. Preocupémonos menos de los supuestos culpables de la globalización y tratemos de paliar las consecuencias con más y mejor educación… pero eso da para un nuevo y largo post.
(Otro Disclaimer: La existencia del informe del FMI, así como sus consecuencias para Luditas y antiglobalizadores la obtuve de este artículo de Clive Crook en el Financial Times)
lunes, 29 de octubre de 2007
¿Y si Chile fuese Arica? (El Gran Error II)
Como vimos en el post anterior, esta mayor incidencia dentro de la fuerza de trabajo representará menores sueldos y mayor cesantía para los chilenos en esa zona, así como fuertes incentivos para que más inmigrantes ilegales crucen la frontera a la espera de un nuevo perdonazo.
Algunas personas bienintencionadas dicen que esta medida es útil ya que permite terminar con la explotación de los trabajadores que ya se encuentran ilegalmente en el país. Este tipo de comentarios peca de no atender a la causalidad de los eventos: para terminar con la explotación de los trabajadores ilegales lo que se debe hacer es encarecerlos.
Esto se logra tomando medidas más duras y efectivas en contra de la contratación ilegal, estableciendo multas y medidas ejemplarizadoras contra los que violen la esencia de la ley laboral. De este modo, se eliminarán los incentivos para que una empresa obtenga una ventaja en costos a través del empleo de inmigrantes ilegales, ya que las consecuencias (económicas, penales y reputacionales) no compensarán el riesgo.
Todo lo demás es ‘wishful thinking’, generalmente los que emigran no son los más necesitados de un país, éstos son demasiado pobres como para aspirar a comprar un pasaje. De este modo, si lo que nos anima es un espíritu solidario con nuestros vecinos, ayudemos de la forma que sea más efectiva posible, y no terminemos aceptando por default a quien sea que venga.
El Gran Error
Sin consultársele a nadie, se están otorgando beneficios con el dinero de todos los chilenos (una vez legalizados, los nuevos inmigrantes tienen derecho a todos los beneficios de salud y vivienda que tiene un chileno común y corriente) a quienes han permanecido ilegales en Chile hasta ahora, alterando con ello el espíritu de la ley de extranjería e inmigración y perjudicando a aquellos que están más necesitados.
Erróneamente se nos dice que esto no tendrá efecto sobre la inmigración futura, lo mismo se nos dijo hace nueve años atrás; la verdad es que las amnistías generales generan incentivos poderosos para que se trate llegar a toda costa a nuestro país, subsistiendo de alguna forma o de otra hasta que se produzca el nuevo perdonazo.
La realidad norteamericana lo demuestra, según un estudio producido por el National Bureau of Economic Research (George J. Borjas y Lawrence F. Katz, The Evolution of the Mexican-Born Workforce in the United States, Abril de 2005) producto de la inmigración mexicana ilegal entre los años 1980 y 2000 aquellos sin educación secundaria completa, los que se encuentran al fondo de la escala económica estadounidense, vieron sus ingresos disminuidos en términos reales más de un 4%, lo cual implica una diferencia de un 8% total respecto a la situación que tendrían si es que no hubiese existido este flujo inmigratorio, es decir, los ingresos de los menos calificados habrían aumentado en vez de disminuir durante la década pasada de no ser por la inmigración.
Paralelamente, y gracias a un estudio del Center for Immigration Studies (Steven A. Camarota, Dropping Out: Immigrant Entry and Native Exit From the Labor Market,2000-2005, Marzo de 2006). Podemos ver que uno de los efectos de esta caída en los ingresos para los nativos (los no-inmigrantes) producto del flujo migratorio es la correspondiente caída en la participación dentro del mercado laboral. Los inmigrantes no sólo han bajado los sueldos de los norteamericanos nativos más vulnerables, sino que los han bajado tanto que éstos ya tienen pocos incentivos para continuar trabajando en la misma proporción.
En momentos en que la presidente habla de crear un nuevo pacto social no puede sino extrañarnos que se tome una medida que a la larga atentará principalmente contra los más desposeídos, los que menos se pueden defender. La regularización de la inmigración ilegal sólo traerá más inmigración, lo que aumentará la brecha de desigualdad en nuestro país, y terminará por destruir finalmente el capital social de nuestra comunidad, y eso, a la larga, lo terminaremos pagando todos a través de una mayor carga tributaria.
(Gran Disclaimer: Los gráficos y las referencias a los artículos mencionados en este post se pueden encontrar mucho mejor expuestos en este artículo de Martin Wolf para el Financial Times)
miércoles, 24 de octubre de 2007
Somos Tontos, No Pesados
Por eso hoy tendré una nueva revelación, la verdad no es que estemos creciendo muy lento, el problema es que estamos ganado mucho para lo que sabemos. Esto quiere decir que estamos obteniendo rentas por sobre nuestras calificaciones debido a la explotación de recursos naturales.
Esto no lo descubrí yo, sino que se le ocurrió revisarlo a Harald Beyer en dos interesantísimos artículos que escribió en la revista Estudios Públicos en los años 2001(Estudios Públicos número 82) y 2005 (Estudios Públicos número 97).
En el primero de ellos, aprovechó que el ministerio de educación, en un arranque de sinceridad comenzó a publicar los resultados de la prueba TIMSS, como lo haría más tarde con la encuesta PISA. En el primer gráfico podemos ver cómo se encuentra Chile en el ranking de países según su rendimiento en matemáticas.
Hay que señalar que acá sólo se muestra el rendimiento de los estudiantes que provienen de hogares de ingreso medio de recursos. En este caso no huno NINGÚN país que tuviese una calificación similar a la de Chile con un ingreso más alto.
Un par de años después, Harald Beyer revisó los datos y ¡Oh fortuna! Ahora sí había un país con ingreso más alto y menores calificaciones en la misma prueba TIMSS, el problema es que se trata de Arabia Saudita, un país que sí le puede echar la culpa a los recursos por hacerlo rico y tonto a la vez.
Si creen que este es un problema de la metodología de la prueba, pues sólo tiene que ver cuáles son los resultados de la prueba PISA, de nuevo nos encontramos muy por debajo de la media que nos correspondería por ingreso.
¿A alguien le extraña entonces que el ministerio de educación estuviese por suspender este tipo de exámenes?
Esto nos demuestra que estamos viviendo con dinero prestado (del cobre, de la madera y de los otros recursos naturales), y que si no nos preocupamos de mejorar la educación que actualmente tenemos fácilmente vamos a caer en nuestra posición de ingreso y competitividad si se da que los recursos naturales que producimos dejan de ser rentables.
lunes, 22 de octubre de 2007
Las Stajanovistas Chilenas
Esta última modalidad de crecimiento, la de poner agregar capital a tontas y a locas ha sido bastante desprestigiada en la época actual, ya que la forma más simple de adicionar capital con bajo costo es poner a todo el mundo a trabajar.
De este modo, las economías socialistas de la posguerra parecían crecer a un ritmo imparable, todo el mundo debía participar de la reconstrucción del mundo socialista; los stajanovistas tratando de alcanzar las metas de producción de carbón o acero, o bien los menos motivados trabajadores forzados abriendo canales para la irrigación o el comercio.
Pero, ¿a qué viene este argumento con la realidad chilena? Bueno, a que si bien es cierto los excesos socialistas no son recomendables, sí es cierto que para que haya una mayor producción sirve el que más gente esté trabajando.
¿Y quieren saber quién NO está trabajando en Chile? En el gráfico inferior, que se puede obtener de Gapminder, podemos ver la relación entre participación de las mujeres en el mercado laboral y el producto per cápita.
¿Qué es lo que sucede entonces?
Bueno, no se trata de que las mujeres sean flojas en este país, sino que contratar mujeres es caro en Chile, que los beneficios destinados a proteger a la mujer están dispuestos de tal forma que castigan al empleador que contrata sólo mujeres; y que finalmente el paternalismo termina por perjudicar a quien se supone se debiese proteger.
¿Y qué se debería hacer?
La respuesta no es tan simple, pero debiese apuntar a igualar los costos entre contratar hombres y mujeres, algunas medidas que ayudarían a disminuir esta brecha serían:
1. Igualar la edad de jubilación de las mujeres, llevándola a 65 años en primera instancia. Esto haría más atractivo el emplear a mujeres de más de 50 años y capacitarlas, sin el riesgo añadido de que se vayan a ir del trabajo anticipadamente.
2. Disminuir el período prenatal al mínimo recomendado médicamente.
3. Lograr que el período postnatal sea utilizado por cualquiera de los dos esposos dentro de un matrimonio indistintamente.
4. Disminuir la duración del fuero maternal, al mismo tiempo que otorgar un fuero paternal equivalente cuando la esposa legal dé a luz. Con esto se logra el doble objetivo de equiparar los costos de contratación entre hombres y mujeres y de evitar los incentivos a los nacimientos fuera de una familia constituida (se hace “más caro” tener hijos fuera del matrimonio).
Estas son sólo algunas ideas, pero en general se debe apuntar a la ecualización de costos para los empleadores entre hombres y mujeres, así como a incentivar que los permisos maternales o paternales se orienten hacia el bien común de la sociedad.